sábado, 11 de octubre de 2008


Y no me dejaste otra opción que arrancarme la piel, y aguantar el dolor. Y no escuché el corazón; sí borré de mi memoria el recuerdo de tu voz. Me marché sin hacer ruido para no decirte adios. Y aunque no seas tu mi única droga, y aunque no me tomara esa última copa, no he podido dejar de pensar en tu boca, ni he perdido las ganas de quitarte la ropa.

No hay comentarios: